"(...) Pero probablemente uno de los núcleos por los que la Renta Básica es
una medida que genera una polarización tan fuerte es por el impacto que
su introducción tendría en el mercado de trabajo y en las relaciones
laborales (el empleo).
Aquí me dispongo a apuntar algunas notas sobre lo
que sabemos a partir de los casos y modelos experimentales que
introducen una Renta Básica en una sociedad, qué límites existen en la
información y certezas que podemos adquirir de estos experimentos y qué
tipo de discusiones abren o cierran sobre todo en relación a su impacto
en la economía y en el mercado de trabajo.
Algunos de los
experimentos y proyectos pilotos más recientes y que más protagonismo
mediático han tenido, debido a su cercanía geográfica, son los de
Holanda
(Aquí un video del profesor Loek Groot explicando la metodología
de los proyectos piloto holandeses https://www.youtube.com/watch?v=GqiLxd7yCT8)
y en los últimos tiempos el que ha puesto en marcha el actual gobierno
de centro-derecha Finlandés (Informe preliminar que se ha realizado para
el gobierno: http://basicincome.org/wp-content/uploads/2016/07/KELA_Preliminary_Report_UBI_Pilots.pdf; Web del grupo de trabajo: http://www.kela.fi/web/en/experimental-study-on-a-universal-basic-income
).
Este último, del que la ansiedad por conocer resultados catalogados
como “científicos”, ha hecho que se empezaran a publicar noticias sobre
supuestos resultados basados en unas pocas declaraciones (Aquí: http://www.eleconomista.es/economia/noticias/8346532/05/17/El-experiment...)
Aunque
estos resultados positivos son verosímiles y concuerdan, como veremos,
con lo que ha sucedido en otras partes del mundo, debemos de ser cautos
con las conclusiones, ya que estos experimentos aún están en marcha y en
ocasiones apenas han echado a andar. Pero esta ansiedad por tener
resultados pone encima de la mesa el interés general por la información
que el conocimiento experimental nos puede dar sobre la Renta Básica.
Y
por esta misma razón es fundamental intentar aclarar de qué estamos
hablando y que tipo de información puede darnos cada caso al respecto.
Por ejemplo, el experimento que se está llevando a cabo en Utrecht, no
es un experimento con una Renta Básica que aquí llamaremos “genuina”,
sino que, debido a las limitaciones al experimento que ha puesto el
gobierno, el ingreso se ha concedido a quienes ya reciben algún tipo de
transferencia social y por lo tanto está vinculado en la selección a su
condicionalidad.
Y en el caso de Finlandia tampoco. Estamos hablando de
que los beneficiarios son personas que ya están en el paro y es un
experimento específico para observar los efectos en personas paradas,
que cobran prestación y que buscan empleo.
El gobierno quiere saber
cuánta gente abandona en la búsqueda de empleo recibiendo un ingreso de
manera incondicional. Como iremos viendo esto es una manera muy
interesante, pero limitada, de entender los efectos de introducir una
Renta Básica en una comunidad.
Otros experimentos, en cambio, no
han necesitado de una organización institucional. Un ejemplo muy citado
es el de Win For Life. La lotería nacional belga ofrecía a los
ganadores, en vez de un único gran pago, un ingreso mensual vitalicio de
1000 euros (en torno al 40% de la renta per cápita belga) entre 1998 y
2007 y de 2000 euros a partir de ahí. (Aquí puede verse el estudio https://lirias.kuleuven.be/handle/123456789/84547).
Otro ejemplo que se suele utilizar es el de Michael Bohmeyer, el
emprendedor alemán que decidió en 2014 poner en marcha un crowfunding
para pagar una Renta Básica de 1000 euros a voluntarios con la condición
de que permitieran que se estudiara su actividad económica durante un
año (https://www.mein-grundeinkommen.de/). Una experiencia similar empezó en 2016 en San Francisco http://mybasicincome.org/.
El objetivo principal de los estudios es ver que sucedía con la
relación de estas personas con el mercado de trabajo, si dejaban de
trabajar, si cambiaban de trabajo y de qué manera. En ambos casos, a
diferencia de los experimentos en Utrecht y Finlandia, hablamos de una
Renta Básica que podríamos decir “genuina”, es decir, que se trata de
una transferencia monetaria, individual e incondicional (con
independencia de tus ingresos o de tu trabajo) y está probada con
personas reales en contextos sociales y políticos cercanos a nosotros.
Los resultados vienen a corroborar las tesis de los defensores de la
Renta Básica, en los que me incluyo: la gente no abandona cualquier
actividad vinculada al empleo y al trabajo, sino que lo que suele
suceder es que reduce su tiempo empleado y aumenta su tiempo libre para
dedicarlo a lo que realmente quiere.
Conclusiones que, además, también
resultan perfectamente coherentes con otras investigaciones como la
encuesta que realizó en Cataluña a 1600 personas mayores de 16 años en
Julio de 2015 preguntando sobre varias cuestiones relativas a la Renta
Básica (aquí: http://www.redrentabasica.org/rb/wp-content/uploads/2015/07/1028_O%CC%80...).
Pero como decíamos en la introducción, si queremos avanzar en este
debate sobre el conocimiento empírico, es necesario señalar también las
limitaciones de estos experimentos: el primero es el perfil de las
personas que han participado, en Bélgica era gente que jugaba a la
lotería, y en el caso del emprendedor alemán, personas muy motivadas con
la idea de una Renta Básica.
Las motivaciones de estas personas hacen
difícil generalizar los resultados por eso que se suele llamar “sesgo de
la muestra”. El segundo, y más señalado, es que es probable que el
comportamiento de estos pequeños grupos de personas fuera diferente si
toda la comunidad de la que forman parte también recibiera estos
ingresos y se tratase efectivamente de una prestación “universal”.
Pero
estas dos limitaciones, en cambio, las podemos esquivar cuando hablamos
de los proyectos piloto que se llevaron a cabo en Namibia (Extracto
capítulo https://link.springer.com/chapter/10.1057/9781137265227₃) e India (aquí http://eprints.soas.ac.uk/17702/1/India's%20experiment.pdf).
La primera en llevarse a cabo fue la de Namibia en el pueblo de
Otjiveero, a 100 km de la capital Windhoek, durante los años 2008 y 2009
donde 1000 personas, que hubieran residido en ese territorio durante el
último año, recibieron durante un año un ingreso incondicional de 100
Nambian dollars (que es en torno al 2% de la Renta Per Cápita en el
momento, unos 10 euros) - los únicos que no la recibieron fueron los
mayores de 60 años que estaban recibiendo una pensión pública. Fue un
proyecto diseñado e implementado por un comité creado en 2004 organizado
por la Iglesia Evangélica Luterana de la República de Namibia (ELCRN) y
su oficina de Desarrollo Social en nombre de una alianza de iglesias,
sindicatos y organizaciones de la sociedad civil que organizaron una
gran coalición.
Igual que en los experimentos anteriores, los resultados
presentados por la organización son muy positivos en términos de
disminución de la pobreza, mejora de la actividad económica, activación
del mercado de trabajo (tener ingresos permitía a las personas
desplazarse para buscar trabajo o correr el riesgo de montar un negocio
propio), salud pública, desnutrición infantil o escolarización.
Pero
algunos análisis posteriores parecen por lo menos matizar estos
resultados obtenidos en Namibia. Considerando los datos ofrecidos por el
informe, sobre todo en cuanto a aumento del crecimiento y la actividad
económica, parecen poco realistas comparándolos con otros datos
oficiales del resto del país, especialmente en lo que tiene que ver con
datos de ahorro privado, poco verosímiles vista la situación de extrema
necesidad de la zona.
Además, algunos investigadores parecen quejarse de
la falta de acceso a determinados datos y la falta de una variable de
control que pudiera dar solidez al experimento analizando lo que pasaba
en otros pueblos durante el mismo período (Aquí: https://www.dandc.eu/en/article/disappointing-basic-income-grant-project...).
Aunque la crítica razonable fundamental en términos científicos pasa
por posibilitar un análisis independiente más allá del análisis
realizado por los propios promotores, cuyo objetivo explícito en un
experimento de tan solo un año era intentar convencer al gobierno de las
bondades de una RB.
Un experimento con un diseño mucho más
cuidadoso, con fondos de UNICEF (que además supervisó el proceso) es el
que se llevó a cabo en India, en el estado de Madhya Pradesh, entre
junio de 2011 y noviembre de 2012. Se elegían de manera aleatoria 8
pueblos de la zona, y a cada adulto residente se le otorgaba una renta
básica de 200 rupias (en torno al 4% de la renta per cápita de la India)
que aumentarían hasta las 300 después de un año.
Además, se escogieron
12 pueblos también de manera aleatoria para que sirvieran de grupos de
control. De esta manera se pudo observar de manera muy rigurosa los
efectos en una comunidad entera de una Renta Básica, minimizando los
errores de muestreo y mostrando resultados muy positivos en indicadores
similares a los mencionados en el experimento anterior.
En especial cabe
resaltar los relacionados con al mercado de trabajo donde se generó más
empleo y se produjo un efecto muy concreto: hubo un traslado de mano de
obra de actividad asalariada ocasional, hacia la actividad agrícola y
por cuenta propia (autónomos) además de descender la emigración fuera de
la zona y generarse un aumento de los ingresos relativo de las mujeres.
Hubo además una disminución de lo que llaman “'bonded labour”, es
decir, trabajo de servidumbre realizado para pagar una deuda contraída.
Los hogares que recibían el ingreso doblaban la probabilidad de
aumentar su fuerza laboral (que los miembros encontraran o se activaran
en la búsqueda de empleo).
Un último caso interesante, y que se
suele citar en los análisis dada su metodología muy rigurosa, es el
experimento en Kenia . En este caso se trataba de una ayuda de 1000
dólares anuales, dividido en cantidades mensuales.
El principal problema
de este experimento es que tampoco podemos estar hablando de una renta
básica genuina, ya que al tratarse de una ONG (https://www.givedirectly.org/)
esta tenía unos fondos limitados y no se plantearon dar una renta a
toda la comunidad si no sólo a las personas que cumplieran una serie de
criterios de falta de medios.
Aunque luego no se ponía ninguna condición
para el tipo de gasto, ni se les obligaba a cumplir estos criterios
para seguir recibiéndola, no podemos estar hablando de una renta básica
“genuina” como en los casos de Namibia y de India. Lo que sí se puede
resaltar es que dando libertad a los individuos que la recibían (a
través de una aplicación de móvil, lo cual es una herramienta
interesante de implementación en determinados contextos) estos la
dedicaron básicamente a mejorar sus viviendas, aumentar el consumo,
montar nuevos negocios y mejorar su educación.
Lo cual tuvo resultados
muy determinantes en la disminución de variables asociadas tanto a la
dinamización de la economía como a la disminución del estrés y la salud
mental.
Aunque a partir de estos proyectos piloto, en particular
el de India y el de Namibia, podemos obtener información que supera las
limitaciones de los experimentos anteriores que mencionábamos (el sesgo
de la muestra, y la imposibilidad de generalizar a comunidades enteras),
aparecen otros problemas. Uno de ellos es la dificultad de observar
resultados sólidos en períodos tan cortos de tiempo.
Uno de los efectos
importantes de la Renta Básica tiene que ver con la seguridad de obtener
ingresos en el futuro. Cuando los experimentos se concretan en períodos
limitados de tiempo la gente se va a comportar de maneras diferentes
(dependiendo de la persona, mayor o menor prudencia con el uso de ese
dinero).
El segundo tiene que ver con la financiación: en estos casos la
financiación viene de fuera y no es posible tener en cuenta los efectos
que tendría tener a toda una comunidad involucrada en una Renta Básica
(ganadores y perdedores netos). Aunque es probable que por los lugares
específicos donde se han llevado a cabo los experimentos, la
financiación en la práctica también terminara por venir de fuera y esta
segunda objeción apenas modificaría los resultados.
Además, en realidad,
muchos de los efectos que vemos en las comunidades en ambos casos, al
tratarse de lugares con mucha pobreza, son los que se podrían predecir
del aumento del poder de gasto de esas personas.
Es importante,
especialmente en el caso de India, señalar cuáles son las mejoras
específicamente vinculadas al hecho de que sean ingresos incondicionales
y que estén escapando de los efectos perversos de los subsidios
condicionados (en el caso de esa zona vinculados a la compra de
alimentos).
A lo largo de los años 70 se realizaron en Estados Unidos una serie de experimentos de introducción del Negative Income Tax
que podemos considerar en la práctica como experimentos de Renta
Básica. Pero el más conocido es el que se realizó en el país vecino del
Norte, Canadá, en la ciudad de Dauphin Manitoba (para ver especialmente
las investigaciones sobre impactos en la salud, ver aquí: http://www.utpjournals.press/doi/abs/10.3138/cpp.37.3.283).
Del año 1975 a 1978 se llevó a cabo un experimento basado en un
impuesto negativo sobre la renta de los hogares basado en la voluntad de
garantizar que estos superaran el 60% de la línea de pobreza del país.
En el diseño del experimento se fijó un ingreso garantizado de 1255
dólares por adulto (en torno al 25% del PIB per cápita de Canadá de esa
época) con variaciones vinculadas a la inflación.
A diferencia de los
experimentos que se realizaron en Estados Unidos, en este todos los
hogares de la ciudad entraban dentro de los criterios para ser elegidos
para el programa. Es decir, aunque no todas las personas fueran
beneficiarias netas, toda la comunidad estaba involucrada en el
proyecto, lo que ha permitido sacar algunas conclusiones muy
interesantes en cuanto a determinantes sociales sobre la salud y la
relación individuo-comunidad.
Pero en este experimento, a pesar de
superar muchos de los escollos de los casos anteriores, nos encontramos
probablemente con la limitación común y última a cualquier experimento o
proyecto piloto que queramos desarrollar: es imposible, incluso en los
mejores diseños de investigación experimental que podamos imaginar,
capturar los efectos a largo plazo en el mercado de trabajo, en especial
con lo que sucede en lado de la oferta.
Uno de los núcleos
fundamentales de apoyo a la Renta Básica es la posibilidad real que esta
concede a las personas de decidir si quieres aceptar un trabajo o no. Y
por lo tanto la posibilidad de que a largo plazo, este aumento de la
capacidad negociadora de las personas, tuviera dos efectos simultáneos
en el conjunto del mercado de trabajo: por un lado determinados empleos
se verían empujados a mejorar el salario ofrecido, o desaparecer, y por
otro, habría un aumento en la oferta de trabajos a lo mejor peor pagados
o incluso voluntarios, pero que la gente querría hacer.
Los dos
problemas prácticamente imposibles de superar son la temporalidad de los
experimentos y la extensión de los mismos a algo más que centenares de
grupo de personas en mercados de trabajo funcionando en realidad para
millones.
El único ejemplo que tenemos que supera a priori estas dos dificultades es lo que sucede en Alaska. Desde el año 1982 lleva activo en Alaska el Permanent Found Dividend,
la única “verdadera” experiencia en la práctica de Renta Básica llevada
a cabo en un territorio, no de manera experimental si no como derecho
subjetivo ciudadano.
Desde ese momento, cada año una parte de los
ingresos que genera el petróleo que se extrae en esa zona se ingresa en
este fondo. La idea era transformar de manera permanente los ingresos
derivados del petróleo en un flujo de dinero y capital hacia los
residentes en Alaska. Las únicas condiciones para poder optar a este
dividendo son la ciudadanía, la residencia y rellenar un formulario. El Alaska Permanent Found
es el único caso existente de una Renta Básica universal e
incondicional como política de Estado.
Pero existen otros límites por
los que no podemos considerar esta una Renta Básica completa: la cuantía
y temporalidad de esta renta y su extrema variabilidad vinculada a los
precios fluctuantes del petróleo. Estos elementos, son algunas de las
razones de que el Alaska Permanent Found no sea tan efectivo como herramienta de lucha contra la pobreza (Aquí: http://pensamientopolitico.org/Descargas/RIPP06165192.PDF).
Este modelo hace que una RB se perciba por parte de los ciudadanos
directamente como un derecho individual recibido de manera pasiva y no
como algo que te hace parte de una comunidad política que redistribuye
activamente.
El diseño de una Renta Básica con forma de bono anual tiene
una serie de problemas, el principal es que se considere este ingreso
como un regalo y no como un derecho de ciudadanía de acceso a una renta,
por lo cual esto terminar por reforzar la idea de que el Fondo
Permanente es una especie de complemento para el consumo, no una de las
bases que constituyen tu seguridad material. Y esto parece corresponder
con los patrones de gasto que se han estudiado (Aquí: http://www.ilo.org/public/english/protection/ses/download/docs/gold.pdf).
¿Si
los experimentos tienen todas estas limitaciones que más podemos hacer
para aprender e investigar sobre sus efectos en la vida real? Quizás
otra alternativa sería usar modelos virtuales que reprodujeran las
condiciones de una propuesta de RBU más cercana al entorno en donde
quisiéramos aplicarla.
Esta propuesta es posible mediante el uso de
modelos econométricos de simulación que permiten reproducir y analizar
muchas de las variables que aquí se nos escapan. Estos modelos
econométricos se han utilizado para hacer proyecciones para entornos
diferentes en países diversos. Algunos ejemplos: Australia y Alemania.
Por
lo general estas simulaciones tratan de observar los cambios que
introduce una Renta Básica en los ingresos marginales y su relación con
las cantidades de trabajo realizado por diferentes categorías de
personas, diferenciándolas por género, si tienen hijos, estado civil,
categoría laboral etc.
La clave de estas predicciones sobre la
introducción de una Renta Básica en determinados contextos es la
relación causa-efecto con la tasa de elasticidad de la renta sobre la
oferta del mercado de trabajo. Es decir, la posibilidad de calcular la
relación entre la introducción de una determinada Renta Básica en toda
una población y su relación con la oferta en el empleo.
La predicción
esperada en la mayoría de los modelos es negativa, y la elasticidad
depende de los supuestos y entornos. Es decir, hay una gran variación de
la tasa de participación en el mercado de trabajo una vez introducida
la Renta Básica.
Asumiendo que se basan en datos reales y fiables, la
ventaja de estos modelos con respecto a los experimentos es que estos
permiten evitar el problema de la temporalidad e incluyen también a los
no beneficiarios netos de la medida y por lo tanto el nivel comunitario o
familiar.
Pero aquí también se nos presentan una serie de problemas: el
primero es que las predicciones que podemos sacar de las consecuencias
de introducir una Renta Básica a partir de una serie de correlaciones en
un momento y lugar concreto no están teniendo en cuenta la diversidad
de normas sociales o instituciones que cambian el marco social de
comportamiento en los entornos en donde se aplica la Renta Básica.
Estamos hablando de los roles de género, la disponibilidad y existencia
de escuelas infantiles y servicios de cuidados, o la diversidad de
marcos legales y normas laborales que influyen por ejemplo en la
flexibilidad del mercado de trabajo a tiempo completo o parcial. Todos
estos son factores que son reformables y que tienen consecuencias
directas con los resultados de estas estimaciones.
En segundo
lugar, los modelos tratan de capturar a nivel macro las dinámicas de los
“mercados de trabajo perfectamente competitivos” que son marcos
virtuales de mercado que raramente se acercan a la realidad histórica de
nuestras sociedades y mercados de trabajo.
Los mercados de trabajo
europeos, especialmente, han sido felizmente condicionados por una larga
historia de conflictos, normas sociales y límites a la libertad de
acción de empresarios, individuos y sindicatos que muy raramente suelen
coincidir con los incentivos y marcos de acción individuales que estos
modelos presuponen.
Otros ejemplos de la dificultad de modelizar un
comportamiento los encontramos en la dificultad para observar el efecto
que puede tener la Renta Básica sobre la demanda de educación superior
en el largo plazo. Podemos suponer que se reducirían las becas-préstamo y
aumentaría el tiempo disponible para dedicar al estudio de quien decide
no ir al mercado de trabajo, al mismo tiempo que esta renta afecta a la
renta futura (reducción de devoluciones de préstamos) y por tanto todo
esto tiene efectos a largo plazo en el mercado de trabajo muy difíciles
de detectar.
El segundo lugar estos modelos econométricos
presuponen que el volumen de empleo está determinado exclusivamente por
lo que sucede en el lado de la oferta e ignoran explícitamente el
impacto de una Renta Básica en el aumento de los salarios y en los
precios.
Es decir, presuponen en definitiva que la Renta Básica la
obtendría población que ya trabaja o que quiere trabajar, y no contempla
una diferencia de impacto real derivado de su incondicionalidad, no
tienen en cuenta si existe o no esta voluntad de trabajar, lo cual es
fundamental.
La Renta Básica está pensada de manera que, por un lado,
permita aceptar trabajos poco pagados e inciertos, incluyendo el
auto-empleo e incentivando por lo tanto su creación. Por el otro,
aumenta la capacidad de negociación para poder rechazar otros trabajos
mal pagados, lo que implica un desplazamiento de la oferta de trabajo,
es decir, para la misma demanda de trabajo el salario de equilibrio será
más alto, lo cual llevaría a una mejora de las condiciones de
negociación de los salarios por parte de los trabajadores.
Una parte
importante de estos efectos no están recogidos por los modelos
econométricos y por tanto hacemos bien en recordar los límites de su
pretensión profética (Estos argumentos están desarrollados por el último
libro de Philippe Van Parjis y Yannick Vanderborght, capítulo 6.
Una
estrategia muy interesante de modelización alternativa que trata de
manera explícita de esquivar algunos de estos problemas es la de los
modelos de simulación multi-agente (agent-based simulation,
ABS). Estos modelos permiten ir un poco más allá del modelo individual
mecánico y de causa-efecto que describimos para intentar incorporar al
centro del análisis toda una serie de elementos de interacción social y
de conducta humana.
En pocas palabras, la simulación multi-agente
permite observar que sucede al introducir en agentes virtuales de una
matriz, una serie de propiedades/características para hacerlos
interactuar entre ellos a partir de una serie de reglas que también se
pueden programar. (Aquí se pueden leer algunas conclusiones de las ventajas de aplicar una Renta Básica a este tipo de modelización)
En
todo caso, aunque es cierto que este tipo de estrategias nos
permitirían acercarnos a los efectos con un grado de realismo mayor que
los anteriores, también es cierto que hay que reconocer humildemente los
límites predictivos de la mayoría de los modelos:
“No hay una
simulación de impuestos y prestaciones, por muy concienzudamente que se
lleve a cabo, capaz de dar cuenta de los cambios de comportamiento que
se producirían en un régimen alterado. Un ingreso básico de subsistencia
situaría a la gente ante un conjunto de oportunidades e incentivos
totalmente diferentes de los que tiene ante sí en la actualidad. Podemos
suponer la forma en que la gente reaccionaría, pero sería irresponsable
fingir que manipulando un montón de números con un ordenador podemos
convertir algo de lo que hacemos en ciencia rigurosa”.[1]
En
resumen, tanto el estudio de experimentos como el uso de modelos
econométricos de equilibrio general son herramientas utilísimas para
intentar adelantar parte de los complejos efectos sociales y económicos
que pueden esperarse de una medida tan simple como revolucionaria como
es la Renta Básica. Pero reconocer los límites predictivos de estas
herramientas es un tema de honestidad intelectual que debe permitirnos
seguir profundizando.
Tipos diferentes de Renta Básica en diferentes
países y su aplicación a cambiantes marcos laborales, ecosistemas
institucionales y normativos, categorías de trabajadores especializados,
o entre hombres y mujeres, tanto en los experimentos como en los
modelos, ofrecen una gran variedad de resultados posibles. Reducir la
incertidumbre y no la pretensión de predicción es consustancial a las
pretensiones científicas de las ciencias sociales y es importante
movernos en ese marco.
Es fundamental seguir trabajando en los
diferentes caminos que señala la experimentación con la Renta Básica.
Este conocimiento, a pesar de ser parcial, si lo tomamos en su conjunto
sí que nos ofrece una serie de certezas sobre los efectos positivos de
una Renta Básica.
Y nos debe permitir pensar en el conjunto de las
reformas integrales de nuestros sistemas de bienestar que deben
acompañar la implantación de una Renta Básica, sin las cuales - tal y
como aparece en sus propuestas más mercantilizadoras, podría tener efectos perversos para el bienestar, la seguridad y la libertad de las personas." (Alberto Tena
, Sin Permiso, 18/05/2017)
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